Cuando los fantasmas se hacen carne, dejan de dar miedo. Duelen profundamente cuando salen de tu alma, pero por fin sos libre.
Es difícil verlos. Es difícil aceptarlos. Es difícil dejarlos ir. Cuando por fin pasa, sos libre.
Las verdades pueden hundirte en un infierno y sacarte de él. La forma de salir, es haber llegado al fondo del abismo.
Los fantasmas ya no están. El infierno no te va a invadir una vez más. A reconstruir tu mundo, que sos más valiosa de lo que alguna vez te hicieron creer.